En el Día de la Virgencita Azul de Caacupé, durante la misa central, el Monseñor Ricardo Valenzuela hizo un llamado directo a los gobernantes, parlamentarios y políticos a vivir con verdadera responsabilidad el mandamiento de «amar al prójimo como a sí mismo».
En sus palabras, destacó la importancia de un compromiso político que no se limite a declaraciones superficiales, sino que se traduzca en un servicio diario, basado en la ética, la transparencia y la competencia.
Valenzuela enfatizó que la verdadera esencia del servicio público radica en una gestión moralmente ejemplar que busque siempre el bienestar de los ciudadanos, por encima de intereses personales o partidarios.
La esperanza que no va más allá de las fronteras de esta vida no puede engendrar más que tensión y desdicha. Solamente la esperanza de la transfiguración total en Dios, en un eterno cara a cara con él, es lo que enciende la chispa de la certeza. María es su “gran señal”, que asegura nuestra esperanza y confirma nuestro aliento. Ella ha sido coronada como reina, “cuida con caridad maternal de los hermanos de su Hijo” para que, superando las pruebas de la vida, puedan alcanzarla “en la patria bienaventurada” (LG 62).
Con el título “Peregrinos de la esperanza el Papa Francisco ha anunciado la celebración del Jubileo del año 2025, como jubileo ordinario para toda la Iglesia, que se celebra en la misma cada veinticinco años, lo hace, porque está convencido de que, el mundo en general, estamos necesitados de esperanza en muchos aspectos. Este jubileo incluye la apertura de la puerta santa de la Basílica de San Pedro, como es tradicional, y luego las sedes señaladas, los peregrinos que atraviesen esa puerta se lucrarán de la indulgencia plenaria”.
Igualmente mencionó como «signos de esperanza» en jóvenes a los compatriotas que destacaron y alcanzaron logros que parecían imposibles en certámenes y competencias a nivel mundial.
Por otro lado, se refirió al impacto de las drogas que hace que barrios enteros no puedan llevar una vida tranquila, debido a la violencia que genera el consumo y comercio de las mismas. «No podemos permitir que se imponga una sociedad sonámbula sin esperanza, sin futuro, a causa de las drogas», afirmó en este punto.
El mensaje del monseñor insistió, desde varios aspectos, en contra la corrupción en la administración pública, a favor de la justicia y una correcta distribución de los bienes económicos.