La fiscalía del distrito central de Seúl imputó al exmandatario coreano Yoon Suk Yeol, removido del cargo tras su fallido intento de declarar la ley marcial, por cargos formales de insurrección. Así, Yoon se convierte en el primer ex presidente acusado de este delito que es removido y puesto bajo arresto.

El ex presidente fue separado de sus funciones mediante un juicio político, acusado de conspirar con la ayuda de su ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, para impedir que la Asamblea Nacional se reuniera, utilizando la fuerza militar. Finalmente, los legisladores anularon el decreto horas después de su promulgación.

La fiscalía de Corea denominó a Yoon como “líder principal de una insurrección”, lo cual destaca como un hecho sin precedente en la historia reciente del país.

El operativo para la detención del expresidente fue liderado por la Oficina de Investigación de la Corrupción (CIO), quienes entraron a la residencia presidencial para efectuar el arresto, donde los agentes tuvieron que sortear barricadas y alambres de púas colocados por el Servicio de Seguridad Presidencial (PSS).